En el contexto de las innumerables muestras de adoración hacia Juan Pablo II tras su reciente muerte, recuerdo un documental en el que diferentes autoridades explicaban las razones por las que el Santo Padre era y es tan amado e idolatrado por las masas:
Juan Pablo estaba en contra de la guerra, explicó una de las autoridades; y “¡¡¡COÑO!!!” exclamé yo un tanto irreverente. “¡Como mi padre!”, pues al igual que Karol, también mi aita está en contra de la guerra.
Claro que aun siendo por sí misma razón más que suficiente para concitar la admiración del Pueblo, no era por lo visto la única, por lo que los expertos continuaron compartiendo la grandeza del pensamiento del embajador de DIOS en la Tierra:
A Wojtyla le causaba un profundo pesar que millones de personas sufrieran hambre. ¡¡¡HOSTIA!!! grité perdiendo ya todo decoro, exaltado por la emoción. “¡Como mi padre!” Es probable que no te lo creas, pero también a mi padre le duele el hambre de los hambrientos.
Karol Wojtyla no se contentó con transmitir sus profundos pensamientos y sentimientos a través de los medios, por lo que viajó a lo largo y ancho del mundo para enseñar a personas adultas, lo que cualquier padre deja ya de predicar a sus hijos a partir de los 12 o 13 años aproximadamente: “Tienes que ser bueno”; “pórtate bien con tus hermanos”; “pelearse no está bien”…
Otro ejemplo paradigmático de persona considerada extraordinaria por las masas, sin haber dicho ni hecho absolutamente nada extraordinario es Juan Carlos I, Rey de los Españoles.
Es tal la admiración que despierta Juan, que hizo brotar un nuevo “ismo” en España llamado “Juancarlismo”. Los Juancarlistas son personas que a pesar de no ser monárquicos apoyan la monarquía española, por el profundo respeto que sienten por el monarca designado por Francisco Franco.
Los monárquicos y Juancarlistas españoles veneran a Juancar fundamentalmente por dos razones: está en contra de los golpes de estado (como mi padre) y es campechano (como mi padre, una vez más)
Para que el Pueblo considere extraordinaria a una persona que no ha hecho ni dicho nada extraordinario, se precisa de dos cosas:
Primera Cosa: un número suficiente de altavoces repitiendo que el agraciado es extraordinario por decir y hacer cosas que no son extraordinarias.
Segunda Cosa: silenciar los altavoces que osen explicar que el gracioso agraciado no es extraordinario por decir y hacer cosas que no son extraordinarias.
El monólogo «El trabajo de la realeza» del escritor Quim Monzó fue censurado no porque Quim revelara nada que no supieran los monárquicos y juancarlistas españoles, sino porque lo expresó con humor. Y los directores de MATRIX siempre han sabido que la elevada frecuencia de la energía del Humor atraviesa las barreras mentales erigidas para preservar la farsa.
Días más tarde, la dirección de RTVE vetó «El peor programa de la semana» de Wyoming en La 2, por contar con el polémico invitado Quim Monzó, y acabó por suprimirlo de la programación al negarse los responsables a renunciar a la presencia de Monzó.
Calculo que Monzó fue la excusa para privar a los españoles de insolencias como la que sigue…
V*I*V*E ♡ #ViajeInterior #Viaje Exterior ★ No es de extrañar que los serios dirigentes de la civilización TEMAN AL #HUMOR 😀 GRACIAS Por CompaRTir V*I*V*E ♡ #ViajeInterior #Viaje Exterior ★ Los directores de #MATRIX siempre han sabido que la elevada frecuencia de la energía del #Humor atraviesa las barreras mentales erigidas para preservar la #Farsa ▼ GRACIAS Por CompaRTir